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Introducción
El desarrollo de software basado en inteligencia artificial vive un momento decisivo. Lo que hasta ahora había sido un terreno fértil para la innovación sin apenas límites, se va definiendo en la Unión Europea bajo nuevos marcos legales. Primero fue la entrada en vigor del AI Act, el pasado año, y desde el 2 de agosto de 2025, se ha añadido el Código de Buenas Prácticas para modelos de IA de propósito general.
La regulación europea sobre IA está transformando cómo concebimos, diseñamos e implementamos tecnología basada en inteligencia artificial. Para quienes trabajamos en el desarrollo de software, este nuevo entorno normativo impone obligaciones concretas, pero también abre oportunidades estratégicas que no conviene desaprovechar.
En este artículo analizamos cómo afecta esta regulación al desarrollo de software, qué implica la activación del Código de Buenas Prácticas y cómo pueden adaptarse las empresas que desean implementar soluciones de IA de forma ética, segura y competitiva en el mercado europeo.
Europa consolida su modelo regulador
Con la entrada en vigor del AI Act en 2024, Europa se convirtió en la primera potencia en legislar de forma integral el uso de la inteligencia artificial. El reglamento establece una clasificación de los sistemas de IA según su nivel de riesgo, e impone exigencias específicas en materia de transparencia, trazabilidad, supervisión humana y respeto a los derechos fundamentales.
Y desde el 2 de agosto de 2025 también se aplica el Código de Buenas Prácticas para modelos de IA de propósito general (como GPT‑4 o Gemini), una guía voluntaria pero ya respaldada por gigantes del sector como OpenAI, Google, Microsoft o IBM.
Este código proporciona una guía clara para que los desarrolladores cumplan anticipadamente con las obligaciones del AI Act, especialmente en lo relativo a modelos fundacionales como GPT-4, Gemini, Claude o Mistral, entre otros.
El código se estructura en torno a principios de:
- Transparencia (documentación de datasets, explicabilidad de modelos),
- Seguridad y gobernanza (procesos de control y mitigación de riesgos),
- Derechos de autor y contenido generado por IA,
- Y colaboración para la investigación y auditoría independiente.
Una de las novedades más relevantes del código es la diferenciación entre proveedores de modelos e implementadores (es decir, quienes adaptan o integran esos modelos en aplicaciones concretas). Esta distinción permite repartir responsabilidades y adaptar los compromisos según el rol de cada actor en la cadena de valor de la IA.
Además, el código introduce prácticas recomendadas sobre el uso de etiquetas visibles que identifiquen contenido generado por IA, la supervisión del uso malicioso de modelos, y la publicación de información técnica clave sin comprometer secretos comerciales. También promueve la participación activa de las empresas firmantes en procesos de auditoría voluntaria e intercambio de buenas prácticas con la comunidad investigadora.
La Comisión Europea lo presenta como una herramienta para reforzar la confianza, anticipar la adaptación regulatoria y garantizar que el desarrollo tecnológico esté alineado con los valores democráticos.
Y para quienes desarrollamos tecnología…
Para los equipos técnicos, esta nueva etapa marca un punto de inflexión. Cualquier empresa que desarrolle, integre o comercialice sistemas de IA en la Unión Europea debe asumir que operar en cumplimiento de la regulación europea sobre IA es ya un requisito de mercado.
Esto se traduce en prácticas muy concretas:
- Elaborar documentación técnica clara, trazable y accesible.
- Etiquetar adecuadamente el contenido generado automáticamente.
- Aplicar sistemas internos de control de calidad, seguridad y responsabilidad.
- Establecer canales para la revisión o impugnación de decisiones automatizadas.
Más allá del cumplimiento normativo, todo esto refuerza la solidez del producto y mejora la relación con el usuario final. La regulación puede ser vista como un impulso para profesionalizar procesos, anticipar riesgos y ofrecer soluciones de mayor valor.
Además, las empresas que se adhieren al Código de Buenas Prácticas envían una señal clara al mercado: están preparadas para construir tecnología con garantías éticas y técnicas. Esto se traduce en ventaja competitiva, mejor reputación y una base sólida para escalar.
También se abre una nueva demanda de perfiles híbridos: legaltech, auditores de modelos, diseñadores de trazabilidad, especialistas en ética algorítmica… El desarrollo de software se convierte en una disciplina más transversal, colaborativa y crítica.
Conclusión
La regulación europea sobre IA, con la entrada en vigor del Código de Buenas Prácticas, va a tener un impacto directo en los procesos de desarrollo.
Lejos de paralizar la innovación, este marco impulsa una nueva cultura tecnológica basada en la responsabilidad, la transparencia y la seguridad. Para empresas como Unimedia Technology, representa una oportunidad para liderar con criterio, anticiparse al cambio y construir soluciones de IA más sólidas, más confiables y más alineadas con las exigencias del mercado europeo